Desde que Röntgen descubrió que los rayos X permiten
captar estructuras
óseas, se ha desarrollado la tecnología necesaria para su uso en medicina.
La radiología es la especialidad médica que emplea la radiografía como
ayuda en el diagnóstico, en la práctica, el uso más extendido de los rayos X.
Los rayos X son especialmente útiles en la detección de enfermedades del esqueleto,
aunque también se utilizan para diagnosticar enfermedades de los tejidos blandos, como la neumonía, cáncer de pulmón, edema
pulmonar y abscesos.
En otros casos, el uso de rayos X tiene más limitaciones, como por
ejemplo en la observación del cerebro o
los músculos.
Las alternativas en estos casos incluyen la tomografía axial computarizada,
la resonancia magnética nuclear o los
ultrasonidos.
Otras
Los rayos X pueden ser utilizados para explorar la estructura de la
materia cristalina mediante
experimentos de difracción de rayos X por ser su longitud de
onda similar a la distancia entre los átomos de
la red cristalina. La difracción de rayos X es una de las
herramientas más útiles en el campo de la cristalografía.
También puede utilizarse para determinar defectos en componentes
técnicos, como tuberías, turbinas, motores, paredes, vigas, y en general casi cualquier
elemento estructural. Aprovechando la característica de absorción/transmisión
de los Rayos X, si aplicamos una fuente de Rayos X a uno de estos elementos, y
este es completamente perfecto, el patrón de absorción/transmisión, será el
mismo a lo largo de todo el componente, pero si tenemos defectos, tales como
poros, pérdidas de espesor, fisuras (no suelen ser fácilmente detectables),
inclusiones de material tendremos un patrón desigual.
Esta posibilidad permite tratar con todo tipo de materiales, incluso con
compuestos, remitiéndonos a las fórmulas que tratan el coeficiente de absorción
másico. La única limitación reside en la densidad del material a examinar. Para
materiales más densos que el plomo no vamos a tener transmisión.